Siempre me ha gustado el ballet, desde que tengo memoria me he imaginado a mi misma como una de las bailarinas que saltan, dan giros y vuelven al piso de manera mágica, suave y delicada que tanto vemos en la televisión, al menos en los canales en los que transmiten estos eventos. Por lo tanto cuando tuve la oportunidad de aprender ballet la tome sin pensar y estuve por dos años aprendiendo con una profesora a la que recordare eternamente, la señora claudia bravo. Con ella aprendí a saltar, girar y volver al piso con mucha gracias, obviamente solo pude hacerlo con la elasticidad que me ofrecían mis jóvenes 8 y 9 años. Luego debido a un inesperado cambio de colegio se acabaron para mi las mallas, los zapatitos y los tutús y por ende el baile. Aparte de haber perdido a una variedad de buenos amigos que tuve en ese colegio, lo que recuerdo con mayor dolor es la perdida del ballet. Y de hecho aun me duele. es un sueño frustrado que tengo, ser bailarina profesional y viajar por el mundo mostrando y añadiendo nuevas técnicas para que el baile sea perfecto. Cuando cumplí 11 años decidí que era hora de tomar cartas en el asunto y me inscribí en la academia de ballet de la municipalidad de puerto varas. Un lugar ubicado frente a el banco BCI, al que iba tres veces a la semana de siete a ocho me parece, y los sábados desde las nueve de la mañana hasta la hora de almuerzo. Solo me llevo un par de días en ese lugar para darme cuanta de que con esa mujer pasaría los momentos más vergonzosos de mi vida. Es que simplemente para poder soportar el humor de la profesora había que tomarse alguna clase de sustancia que te relajara para así poder hacer oídos sordos a las quejas y regaños de la susodicha, yo no hice eso. A pesar de verse una buena persona la Prof. era un poco (bastante) bipolar. Un día te amaba y le agradaba todo lo que hacías, y al otro te detestaba, no se acordaba de ti, y te trataba prácticamente de basura. Al menos así lo recuerdo yo. Que lastima que yo en ese entonces no haya tenido la madures suficiente como para poder hacer a un lado esas cosas y haber estado más tiempo en la academia, desición de la que me arrepiento enormemente. Ahora que soy mayor no tengo tiempo como para viajar a Puerto Montt a alguna de las muchas academias que hay en esa ciudad. Este año, luego de que una amiga se inscribiera en la municipalidad para asistir a las clases de ballet, me dio nostalgia e intente inscrbirme en la academia, pero otra ves salieron mis padres con lo de las notas ¬¬. El otro año simplemente no tendre tiempo para asistir a ninguna actividad extraprogramatica.... Lastima pero así es. En conclusión lo que quiero decir es que si estan en una etapa de sus vidas en la que les apasiona algo y tienen la posibilidad de incursionar en eso, haganlo, y no dejen que nada los detenga. Que después creanme no tendrán tiempo :)
